sábado, 26 de abril de 2014



Los fantasmas de la casa
Autor: Branco Pérez

 Hace un tiempo atrás estuve en una hacienda muy gigante donde habían miles de uvas y manzanas, la casa era gigante donde nos quedamos con Julián y Eduardo, el día que llegamos nos recibieron muy bien, en la noche nos quedamos dormidos hasta que en un lugar de la casa empezaron a escucharse gritos muy extraños.
Julián fue a ver que sucedía, nos dijo que no había nadie, entonces estamos solos en la casa dijo Eduardo, si estamos solos dijo Julián, entonces nos fuimos a dormir de nuevo y cuando estábamos por quedarnos dormidos empezaron de nuevo esos ruidos extraños, pero ahora fue Eduardo a ver que sucedía, Eduardo empezó a gritar Julián y yo corrimos a ver qué le sucedía el estaba en la escalera de la casa botado gritando, nos decía que unos fantasmas le pegaron lo llevamos a la habitación, para  que se calmara fuimos con Julián a buscar algo para comer llegamos a la cocina estaba todo botado era un gran desastre, en medio encontramos unas galletas y las llevamos a la habitación. Cuando llegamos a la habitación Eduardo no estaba ahí, empezamos a buscarlo por toda la casa pero no estaba, fuimos  a buscarlo afuera, ahí encontramos unas huellas de zapatos y las empezamos a seguir hasta que llegamos a una pequeña casa la puerta estaba abierta, entramos y empezamos a buscar a Eduardo, pero no estaba, encontramos la puerta trasera abierta de nuevo aparecieron las huellas, las seguimos hasta llegar a una especie de bunker, entramos y encontramos a Eduardo estaba amarrado y dormido, lo despertamos nos dijo que nos fuéramos o nos iban a secuestrar los fantasmas, salimos del bunker corrimos hacia la casa, llegamos y estaba todo ordenado y nos encontramos con dos señores extraños, nos dijeron que quienes éramos nosotros les dijimos que éramos visitantes, nos dijeron que fuéramos a nuestras habitaciones, y empezamos a recordar que en el living de la casa habían  unas fotos de los dos hombres y ahí nos dimos cuenta de que estaban fallecidos los dos hombres.
Corrimos de nuevo fuera de la casona, fuimos a rescatar a Eduardo y salimos lo más rápido que pudimos de la hacienda.
Cuando contamos lo que nos había pasado todos quedaron muy extrañados, hacia mucho tiempo que esa hacienda estaba abandonada.
Nunca supimos realmente lo que sucedió esa noche, pero no lo queremos repetir








Fin

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