El
señor Feliz
Autor: Miguel González
En
una casa cualquiera había un niño
solitario. De esos niños que no
tienen amigos que no salen de casa, la
soledad de esos niños es tanta que
hablan con ellos mismos para divertirse.
Los
padres del niño estaban trabajando hasta
tarde o salían a festejar dejando al niño solo.
Un
día el niño estaba solo como siempre. Entonces algo salio debajo de su cama era
un hombrecito, un duende con una sonrisa
enorme.
El
niño encontró muy normal al duende ya que no tenía amigo alguno, ese duende fue su primer mejor amigo, el niño lo llamo “el señor feliz”, el señor feliz
venía todas, todas las noches sin falta,
sus padres apenas se iban el llegaba,
esto paso muchas veces el niño era feliz pero………..
Una
noche el niño se sorprendió pues el señor feliz llego mas tarde de lo normal,
cuando por fin apareció no estaba tan feliz el duende le dijo: ya no me quieres
como antes
El
niño respondió: yo si te quiero eres mi mejor amigo “chócalas” (chocaron sus
manos)
Y
entonces el duende le dijo ven conmigo a mi mundo mágica donde hay barcos,
yates, llanuras inmensas y charcos de lodo donde podemos saltar sin parar. El niño,
feliz le pidió que le mostraba donde estaba ese mundo mágico, el duende lo
llevo a la ventana y apunto hacia un par de árboles el niño le dijo al duende
que no podía ir, entonces la sonrisa del
duende se volvió neutra y le dijo te mostrare mis poderes- entonces el duende
salto del segundo piso y reboto en el suelo y volvió a la ventana del niño
luego le dijo: inténtalo tu seguro podrás.
El
niño respondió: si lo haré. Se subió al marco de la ventana y cuando estaba a punto de saltar llego el
padre deteniéndolo. Entonces el niño le explico porque lo había hecho pero sus
padres no le creyeron.
Desde
ese día los padres pasaron más tiempo
con el niño, dejando al señor feliz de lado.
Pero,
llego el día donde se mudaron de la
casa, cuando se iba yendo el niño miro su cuarto y ahí estaba el señor
feliz diciéndole “adiós” enfurecido y su
cara no era la misma.
Años
después el niño que ya era adulto fue a ver el lugar donde estaban los árboles
que le apunto el duende, gran sorpresa se dio cuando descubrió que era un
cementerio, un cementerio de niños.
Fin
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