sábado, 26 de abril de 2014



La cabaña del terror
 Autor: Carlos Jiménez

Había una vez una cabaña solitaria en la  orilla del lago.  
En esa cabaña antes vivía una familia  de 5 personas  y una a una fueron muriendo por un mal que había en la cabaña, el último en morir fue  la bebé.
 Después de un tiempo,  un día llegaron unos turista a visitar la cabaña,  se quedaron por unos días,  uno de ellos fue a bañarse al lago,  le paso algo que lo asustó mucho,  se desmayo y de pronto llego el amigo quien lo ayudó,  lo llevo para la cabaña,  en el camino se les cruzo una sombra, se quedaron paralizados.
 Comenzaron   a caminar más rápido,  de un momento  para otro desapareció uno de ellos,  el que quedó se  asusto mucho,  se fue corriendo para la cabaña,  le contó a los otros lo sucedido, cuando lo  estaba contando,  paso una sombra por fuera de la ventana, todos se dieron cuenta y fueron a ver quien era,  no había nadie, entraron, fueron a la cocina a preparar algo de comer,  estaban comiendo y pasó de nuevo la misma sombra,  lloraba un bebé debajo de la escalera, sintieron pasos  en la entrada de la puerta, fueron corriendo, vieron una mujer corriendo con el bebe,  iban para camino del lago, en un instante desaparecieron  y aparecieron al otro lado del lago,  los turista le gritaban, pero ella  no hablaba nada, en  todo momento con el pelo hacia delante, no mostraba su rostro, los que la observaban  decían entre ellos  esta mujer esta loca como se le ocurre andar con ese bebe a esta hora de la noche, con el  frío que hace y ella tan desabrigada, daba la impresión  que la mujer comenzaba  a meterse en el  lago y comenzó  a hundir   al  bebé, lloraba la guagua,  ella se sumergió junto a su hijo en las oscuras aguas del lago,  los turista aterrorizados, regresaron a  la cabaña, arreglaron sus maleta y bolsos.
 Se marcharon  de la cabaña, en el camino de regreso a la ciudad, un auto chocó a  uno de los turistas, falleciendo la persona que lo había chocado, cuando la policía busco los documentos se dieron cuenta que eran de uno de los dueños de la cabaña del lago  que había muerto hacia muchísimo tiempo.
Los turistas se fueron para sus casas, prometiendo nunca jamás arrendar cabañas en ninguna parte.


Fin

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